En general, el tratamiento de la Bursitis es conservativo. Es decir, manejo de la inflamación y del dolor con medicamento (antiinflamatorios), compresas de agua fría y caliente y reposo. En casos donde el tratamiento conservativo no sea suficiente se puede optar por aspiración o inyección de algún medicamento en la articulación. Si se tiene mucho dolor o inmovilidad a pesar del manejo general, se puede consultar al ortopedista para tratamientos adicionales.