En este caso, la osteocondritis costal, suele no tener una causa clara identificada la mayor parte de veces, parece existir una inflamación neurogénica o un disbalance muscular. Puede estar relacionado con infecciones virales recientes, traumatismos, actividades repetitivas (vómito, tos, estornudos e incluso risa intensa), y puede exacerbarse por la ansiedad, en relación con la contracción sostenida de los músculos intercostales.
En algunos casos se relaciona a condiciones sistémicas como la artritis, espondilitis, tumores, etc. A pesar de las molestias que pueda generar no se asocia ni indica una enfermedad del corazón, por lo que es importante mantener la calma.
El manejo suele involucrar reposo y analgesia por horario durante un tiempo. Suele resolver por sí solo, pero en algunos casos puede tardar varios meses en resolver, volverse crónica o presentar unas variantes más dolorosas como el Síndrome de Tietze.
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