El término vasculitis hace referencia a la presencia de inflamación en las paredes de los vasos sanguíneos que ocasiona el daño en estas estructuras, produciendo sangrado y el compromiso de la luz de los vasos sanguíneo, lo que conlleva a isquemia y necrosis. Las vasculitis pueden clasificarse de acuerdo al calibre de los vasos sanguíneos que afectan : 1. Vasos de pequeños calibre: granulomatosis de Wegener, poliangeítis microscópica, síndrome de Churg-Strauss y púrpura de Henoch-Schönlein entre otras. 2. Vasos de mediano calibre: enfermedad de Kawasaki, poliarteritis nodosa. 3. Vasos de gran calibre: arteritis de células gigantes, arteritis de Takayasu. 4. Vasos de calibre variable: síndrome de Behcet, síndrome de Cogan. Además las vasculitis pueden desarrollarse en el contexto de otras condiciones clínicas como el lupus, artritis reumatoide, sarcoidosis, hepatitis C y B, sífilis, cáncer y asociadas a medicamentos. Las vasculitis pueden manifestarse con fiebre, fatiga, nódulos dolorosos o eritematosos, petequias, úlceras recurrentes en genitales, sangrado nasal, mialgias, artralgias, dolor en extremidades. Los síntomas y posibles complicaciones pueden variar dependiendo del tipo de vasculitis que se presente.
Una persona con esta enfermedad puede presentar:
Recuerda que aunque tengas uno o más de estos síntomas, debes confirmar el diagnóstico con tu profesional de la salud.
Puede existir otras manifestaciones además de las descritas, que son menos frecuentes.
Los siguientes signos y síntomas indican que debes acudir al servicio de urgencias , si la enfermedad ya es una urgencia acude inmediatamente o en horas:
Puede existir otros signos de alarma además de los descritos, que son menos frecuentes.
Sin el tratamiento adecuado, esta enfermedad puede causar:
Puede existir otras complicaciones además de las descritas, que son menos frecuentes.