5 razones para dejar de fumar

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Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, el tabaco mata hasta a la mitad de sus consumidores. Para la psicóloga Mónica García Niño, “si una persona realmente desea dejar el tabaco podría contar con el apoyo de su Empresa Promotora de Salud. Muchas veces llegan por las consecuencias del tabaquismo, pero no para tratar su adicción. Lo más importante es que se reconozca que ésta existe y comunicárselo al médico general. Este se encargará de tratarla con terapias de remplazo de nicotina como parches, chicles y medicamentos. También se debe abordar el problema desde un punto de vista psicológico, por lo que también debe remitir al paciente a psicología o psiquiatría”.

¿Por qué dejar de fumar? Las razones son múltiples, pero García, hace énfasis en cinco beneficios que se pueden percibir una vez que se ha abandonado el tabaco.

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Aumenta la resistencia física. Normalmente se asocia el tabaco al cáncer de pulmón, pero realmente afecta todo el organismo de forma generalizada. Además de ser causante de otros tipos de cáncer como el de laringe, faringe, colon, vejiga, hígado y riñón, también produce serias complicaciones como un aumento de riesgo de la impotencia masculina, la reducción de la fertilidad, problemas cardíacos y discapacidad respiratoria progresiva, entre otras. García afirma que, además de evitar este panorama poco favorable para la salud, las personas que dejan de fumar ven una mejora inmediata en su facultad respiratoria y resistencia cardíaca.

Mejora el aspecto físico y la salud. Cuando una persona deja de fumar dos cosas mejoran inmediatamente: su olor corporal y su aliento. La psicóloga también apunta que los dientes, dedos y uñas amarillos dejan de ser un inconveniente estético. Además, se disminuye la aparición de arrugas y la posibilidad de desarrollar psoriasis, una afección que produce la aparición de manchas rojizas y lesiones en la piel. Además, los cambios en la salud empiezan a manifestarse desde el momento en que el consumidor deja de fumar de la siguiente manera:

  • A los 20 minutos: disminuye la presión arterial.
  • A las 12 horas: se normaliza el monóxido de carbono en sangre.
  • Entre las 2 semanas y los 3 meses: mejora la circulación y la función pulmonar.
  • Entre el primer y el noveno mes: disminuye la tos, la falta de aire y el riesgo de infecciones.
  • Al año: disminuye a la mitad el riesgo de enfermedad coronaria y mejora la energía.
  • A los 5 años: disminuye a la mitad el riesgo de cáncer de boca, garganta, esófago y vejiga y el riesgo de cáncer de cuello y de accidente cerebrovascular se iguala al de un no fumador
  • A los 10 años: disminuye a la mitad el riesgo de cáncer de pulmón y también disminuye el riesgo de cáncer de laringe y de páncreas.
  • A los 15 años: el riesgo de enfermedad coronaria es similar al de un no fumador.

Eleva la autoestima. La experta indica que fumar se convierte, en muchas ocasiones, en una estrategia para socializar. Si bien puede ayudar a muchas personas en el manejo de situaciones estresantes o que generen ansiedad, no resuelve el problema de fondo. Asumir que se pueden establecer relaciones interpersonales sin necesitar un cigarrillo de por medio, fortalece la autoestima, aumenta el autocontrol y facilita el manejo de las emociones.

Disfruta más de la cotidianidad. Comer y oler parecen acciones sencillas que no implican ninguna dificultad. Sin embargo, no es así para los fumadores y es algo de lo que solo pueden darse cuenta una vez que abandonan el tabaco. García indica que identificar el sabor de los alimentos y reconocer mejor los aromas son otras ventajas de dejar este hábito.

Provee un entorno más sano. El tabaco no es solo dañino para el que lo consume, sino también para todas las personas que rodean al fumador. Las consecuencias, por ende, no solo son individuales sino también sociales. Según la OMS, el tabaco mata cada año a casi 6 millones de personas: más de 5 millones son consumidores del producto y más de 600 mil son no fumadores expuestos al humo de tabaco ajeno. Un ambiente sin humo no solo es garantía de un ambiente más sano, sino que también impide que otros, normalmente los familiares, se vean afectados. 

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Otras herramientas para dejar el tabaco

Buscar apoyo: dejar de fumar puede ser difícil si la persona está rodeada de fumadores. Buscar una red de apoyo de ex fumadores o fortalecer la relación con los amigos o conocidos que no consumen tabaco, puede ser una buena manera de disminuir y, eventualmente, dejar el cigarrillo.

Hacer ejercicio: las actividades físicas pueden favorecer la sensación de bienestar y disminuir el estrés, ambos son factores que reducen las ganas de fumar.

Tomar pausas: en momentos de ansiedad es común que un fumador quiera recurrir a un cigarrillo para sentirse mejor. Hacer consciencia de esta sensación es importante, así como tomar una pausa para hacer cualquier otra actividad que también genere placer pero que no involucre tabaco.

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Natalia Ospina Vélez https://www.1doc3.com

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