Es una enfermedad de origen viral cuya característica más importante es que cumplen una parte de su ciclo de vida en mosquitos; y que la principal forma de prevención es con la aplicación de la vacuna específica. Los casos suelen presentarse en habitantes de zonas endémicas (África, América Central y Sudamérica), o en personas que han realizado viajes a estas zonas.
Cuando un mosquito infectado pica a una persona o a otros mamíferos sanos (monos principalmente), se transmite la enfermedad. Si esta misma persona infectada es picada por otro mosquito sano, éste adquiere el virus, y es capaz de infectar a otras personas sanas.
La fiebre amarilla tiene tres formas de transmisión; la forma selvática (únicamente en monos), la forma urbana (únicamente en humanos), y la forma intermedia (infecta a monos y a humanos que están en contacto con estos mamíferos).
Los síntomas aparecen aproximadamente 6 días después de la picadura del mosquito infectado. En sus formas más leves, los signos se limitan a dolor de cabeza, fiebre, náusea, vómito y dolores musculares, y desaparecen por si solos en 3 a 4 días.
Las formas más graves se presentan en un pequeño porcentaje de la población (15% de los casos) e incluye; coloración amarilla de ojos, piel y mucosas (ictericia), sangrados masivos (hemorragia) e incluso puede ser mortal (5% de los casos reportados a nivel mundial). Estos datos comienzan a aparecer un día después de que desaparecen los síntomas más leves.
En la gran mayoría de los casos requiere de manejo intrahospitalario para poder controlar los síntomas con atención continua, aunque no hay un tratamiento específico para esta enfermedad.