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La depresión también es cosa de niños

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Estudios revelan que antes de la pubertad, los niños y las niñas tienen las mismas probabilidades de sufrir depresión. Sin embargo, a los 15 años, las mujeres tienen el doble de posibilidades de desarrollar un episodio grave.

Aunque las razones que desencadenan la enfermedad pueden ser similares, en el caso de los niños y los adolescentes es posible que no se presenten todos los síntomas habituales de la depresión y su comportamiento sea diferente al de los adultos deprimidos. Señala la Academia Estadounidense de Psiquiatría del Niño y del Adolescente que, cerca del 5% de esta población padece depresión en algún momento, “los padres y los maestros a veces no se dan cuenta de que la mala conducta es un síntoma de depresión porque el niño no siempre da la impresión de estar triste. Cuando se les pregunta directamente, los niños algunas veces admiten que están tristes o que son infelices”.

Por su parte, tal como ocurre en las personas mayores, es importante entender que la depresión es una enfermedad mental que también pueden desarrollar los más pequeños. En ambos casos, explica el equipo de psiquiatría del Hospital San Vicente Fundación de Medellín, se caracteriza por una profunda tristeza, ánimo bajo, pérdida de interés por la mayoría de las cosas y alteración de las funciones psíquicas. Se da principalmente debido a alteración en la función de neurotransmisores cerebrales y por otros factores adversos externos. Entre estos últimos, en el caso de los niños y adolescentes, se cuentan: el cambio de vivienda o de colegio, la muerte de una mascota, un amigo o un familiar, la enfermedad de alguien de la familia, incluso, cambios hormonales de la pubertad.

Así mismo, destaca el Instituto Nacional de Salud Mental que la depresión en los adolescentes se presenta en un momento de grandes cambios personales: cuando hombres y mujeres están definiendo una identidad distinta a la de sus padres, lidiando con asuntos de género y su sexualidad emergente, y tomando decisiones por primera vez en sus vidas. “La depresión en la adolescencia a menudo coexiste con otros trastornos tales como ansiedad, comportamiento perturbador, trastornos alimenticios, o abuso de sustancias. También puede conducir a un aumento en el riesgo de suicidio”.

Las primeras señales de depresión

En el caso de los niños pequeños podrían manifestar los siguientes síntomas:

  • Tener poco apetito y bajar de peso.
  • Sentirse tristes o desesperanzados.
  • No disfrutar tanto del juego como lo hacían antes.
  • Preocuparse más.

En los más grandes:

  • Estar enojados o ansiosos.
  • Tener cambios en el apetito, comer más de lo habitual o comer menos.
  • No querer ir al colegio o hacer otras actividades sociales.
  • Parecer menos confiados o sentir que no pueden hacer nada bien.

Si el niño manifiesta, por lo menos, cuatro de estos síntomas todos los días durante dos semanas o más es necesario buscar ayuda especializada, pues advierte el equipo de psiquiatría del Hospital San Vicente Fundación de Medellín que deben analizarse todos los factores implicados y buscar la mejorar alternativa en el diagnóstico y tratamiento, “es importante también asociar al tratamiento citas con psicología y terapia de familia cuando sea necesario, con el fin de modificar todos los factores psicosociales implicados”.

Finalmente, se aconseja que hablar con un consejero, un terapeuta, un psicólogo o un psiquiatra sobre aquello que los está haciendo sentir del modo en que se están sintiendo. La asesoría familiar puede ayudar a todos los miembros de la familia, incluso, el tratamiento para el niño o el adolescente puede tener mejores resultados cuando se combinan asesoría y medicamentos, bajo estricta supervisión médica.

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Natalia Ospina Vélez
Natalia Ospina Vélez https://www.1doc3.com

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