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Cansancio, irritabilidad, somnolencia y palidez son algunas de las señales que pueden indicar la presencia de esta patología.
Para prevenir la anemia, crear buenos hábitos alimenticios en los más pequeños es fundamental. En ese sentido, los padres deben procurar que sus hijos tengan una dieta rica en carnes rojas, vísceras, vegetales crudos y cereales.
“Este es el trastorno nutricional más frecuente en el mundo y el menos tratado, consiste en un descenso del número de glóbulos rojos o hematíes, que contienen la hemoglobina encargada de transportar el oxígeno a todas las células del organismo”, señala el pediatra Germán Ernesto Soto.
Está claro que la prevención de este trastorno comienza desde el embarazo, con una buena alimentación por parte de la madre y los controles prenatales. Posterior a esto, es fundamental que el bebé reciba leche materna, de manera exclusiva, durante los primeros meses de vida. Si esto no es posible, se puede acudir a leches de fórmula infantil, que vienen fortificadas con hierro y son diseñadas especialmente para cubrir las necesidades nutricionales.
Recuerda que siempre es importante visitar al pediatra si hay sospecha de anemia. Para ello, ten en cuenta los siguientes síntomas: