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Además de la herencia de los padres, controlar los factores ambientales a los que se exponen los niños, les permitirá tener un adecuado desarrollo. Vigila muy de cerca su crecimiento. Aquí algunas claves.
Que los niños tengan un adecuado crecimiento va más allá de medir los centímetros que van ganando con el paso del tiempo. Compararlos con otros de su edad puede ser una alternativa, sin embargo, ese resulta ser un asunto más subjetivo, por lo tanto, la mejor manera de hacerlo es a través de las consultas médicas de control y desarrollo. Esa, sin duda, es una cita a la que no se puede faltar. Y aunque toda la responsabilidad no puede dejarse en manos de los médicos, es necesario saber que, además de esos factores genéticos como la herencia, que no pueden ser modificados, existen otros, ambientales que los padres sí pueden manejar a favor del desarrollo de sus hijos.
Explica Martín Toro Ramos, endocrinólogo pediatra de la Asociación Colombiana de Endocrinología, ACE, que las causas para que no haya un buen desarrollo son amplias, pues es un proceso donde intervienen muchos factores que pueden afectar la estatura final de la persona: la herencia de padres, abuelos, la edad de desarrollo de la pubertad de los padres, incluso alteraciones durante la gestación como preeclampsia, diabetes gestacional, infecciones y otras enfermedades que afectan a la madre, “esas cosas son no modificables, sin embargo, hay otras donde sí se puede hacer intervención como un adecuado plan de alimentación, incentivar la actividad física y permitir un correcto descanso”.
Así las cosas, el consumo equilibrado de todos los grupos de alimentos es fundamental para garantizar un buen desarrollo, el experto sugiere que la mitad del consumo de las calorías debe provenir de los carbohidratos: arroz, papa, yuca, entre otros. Un 30% de grasas y del 15 al 20% de proteínas, que pueden ser carne, huevo, pollo, pescado. “Es muy importante incentivar el consumo de frutas y verduras y preferir el agua sobre cualquier otra bebida”.
Por su parte, la actividad física es muy importante, no solo para el crecimiento sino para interactuar con otros, afinar las habilidades motoras y el neurodesarrollo. En ese sentido, no es necesario que deba practicar un deporte o disciplina específica, la idea es incentivar el juego, que corra, brinque, mejor dicho, que se mantenga en movimiento y sea siempre una actividad acorde a los gustos del niño, que no sea algo obligado.
Otros elementos que permiten medir el desarrollo de los más pequeños tiene que ver con el aprendizaje y el lenguaje, así lo explica el Centro para el control y prevención de las enfermedades, CDC: “cuando pensamos en el crecimiento de un niño, lo primero que nos viene a la cabeza es la estatura y el peso, pero desde el nacimiento hasta los 5 años de edad, tu hijo debe alcanzar ciertos indicadores del desarrollo en relación con la forma en que juega, aprende, habla y actúa. Un retraso en cualquiera de estas áreas podría ser un signo de un problema de desarrollo, incluso de autismo. La buena noticia es que mientras más pronto se identifique el retraso, más podrás hacer para ayudar a tu hijo a alcanzar su máximo potencial”.
Para identificar a tiempo cuando algo anda mal y buscar atención médica, el CDC, señala algunos indicadores importantes para evaluar el desarrollo de los niños según la edad.
De 1 a 6 meses
De 7 a 12 meses
De 13 a 18 meses
De 19 a 24 meses
De 25 a 30 meses
De 31 a 36 meses