Las dietas balanceadas deben contener proteínas (carne, pescado, huevo, pollo), algo de carbohidratos (1 harina en una pequeña porción), algo de frutas, verduras, algún lácteo. Lo importante no es abusar ni tampoco irse a los extremos. En cuanto al ejercicio, este debe ser proporcional a la alimentación. Es muy importante el consumo de líquidos de forma adecuada: 8 vasos de agua al día e incrementar según el ejercicio.