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Más allá del lavado de los dientes y el uso de la seda dental, tener una correcta higiene bucal depende también de los hábitos y de la alimentación de cada persona.
Visitar al odontólogo, para muchos, es una experiencia atemorizante. Hay quienes argumentan que siempre sienten dolor, mientras que otros dicen no soportar el sonido de la fresa dental. Sin embargo, acudir a una cita con este especialista no debería ser un asunto de temor, más bien, debería ser asumida como una forma de prevención. “La gente piensa en visitar al odontólogo solo cuando hay dolor y esa es una equivocación. Los consultorios deberían estar llenos de pacientes sanos y controlados. Hay que generar conciencia de autocuidado. Las personas creen que la visita al odontólogo es un evento incómodo, maluco y costoso, pero lo que pocos saben es que si se mantienen sanos, ir al odontólogo es económico, y para mantenerse sanos deberían hacerlo mínimo 2 veces al año”, señala Gabriel Jaime Velásquez, odontólogo y director general Oral Home.
Una buena salud oral es reflejo de unos correctos hábitos de higiene, los mismos que deben comenzar desde la niñez y ser formados por los padres. De igual manera, es necesario identificar cuáles son las herramientas efectivas para la higiene oral, según las condiciones de cada persona y huir de los remedios caseros para blanquear que, por lo general, suelen ser abrasivos y provocar daños en la salud oral. Así las cosas, ¿cómo saber si lo que estás haciendo te garantiza una correcta higiene bucal? Para lograrla es aconsejable contar con los siguientes elementos:
¿Cómo lavarse bien los dientes?
En la niñez el papel de los padres es fundamental para formar en los más pequeños el hábito de la higiene bucal. Por lo tanto, a la hora de cepillarlos debe hacerse de arriba hacia abajo y viceversa, y las muelas en forma circular. En el caso de los adultos, el procedimiento es similar solo que deben abarcarse de a 2 dientes y llevar un orden, de manera que se garantice la limpieza de todas las piezas dentales.
“Una correcta higiene implica conocer al detalle la boca, cuántos dientes tenemos y en qué posición, esto permite saber de qué forma se acomoda el cepillo. Además, como la erupción de los dientes no tiene una guía de salida perfecta hay puntos donde se acumula la placa bacteriana, provocando inflamación de la encía y pérdida de hueso, por esa razón es necesario usar la seda dental abrazando toda la periferia de los dientes y finalmente, lavarlos de la manera adecuada”, explica el odontólogo.
Un consejo adicional en los bebés es ambientar la boca permitiendo que la madre envuelva en uno de sus dedos una gasa húmeda con bicarbonato para limpiar los residuos de la leche materna, de esa manera evita que se produzca un hongo propio del consumo de la leche y que, a la vez, eleva la acidez de la boca.
En la edad adulta, por ejemplo, el blanqueamiento dental es una tendencia común, sin embargo, es necesario advertir que siempre debe ser hecha por un profesional y no usar productos caseros abrasivos que destruyen las capas orgánicas de los dientes.
Por su parte, el exceso de carbohidratos, en el largo plazo, podría llegar a ser nocivo si a eso se suma a una inadecuada higiene oral. En términos generales, no existen alimentos buenos o malos para los dientes, lo que sí se sabe es que aquellos ricos en fibra (frutas y verduras) barren la capa bacteriana que dejan los alimentos. Lo mismo ocurre con el maní y las almendras que, al descomponerse, no forman ácidos y se convierten en aliados de una buena salud bucal.
Finalmente, además de cuidarte, debes estar atento a señales que pueden indicarte que en tu boca algo anda mal y es necesaria una visita al odontólogo: