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Si tu hijo se chupa el dedo no lo castigues

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Esa costumbre de llevarse el dedo a la boca es un asunto que comienza desde el vientre materno y hace que, los más pequeños, se sientan seguros y felices. Explica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos que, incluso, pueden hacerlo cuando están cansados, hambrientos, aburridos, estresados o cuando están tratando de calmarse o dormir. Por eso, regañarlos no es una opción. De acuerdo con el odontólogo Christian Salazar, el hábito de la succión comienza alrededor de la semana 16 de la gestación y continúa durante el primer año.

En la mayoría de los casos, los niños abandonan este hábito por si mismos entre los tres y cuatro años de edad, sin embargo, si el comportamiento persiste aún cuando los dientes permanentes empiezan a salir, es necesario detener esa situación, pues explica Salazar que chupar el dedo durante mucho tiempo interfiere con el desarrollo correcto de la boca y la alineación de los dientes. Este desarrollo no correcto, si no se arregla, cambiará la apariencia de la cara del niño. Este hábito, si no se elimina a una cierta edad, puede convertirse en perjudicial para el desarrollo físico, emocional y social”.

Entre las consecuencias más frecuentes por este comportamiento se cuentan las dentales, es decir, la malformación de los dientes y los problemas de mordida, además de la alteración de los huesos faciales, llevando la mandíbula hacia atrás por la presión que ejerce la mano y el brazo. “Específicamente producirá alteraciones en la oclusión (mordida), provocando que esta se abra. Una colocación incorrecta de los dientes y de la lengua, a menudo, puede llevar a defectos del habla, es decir, a la incapacidad de pronunciar ciertos sonidos”, advierte el odontólogo.

¿Cómo ayudar a tu hijo?

Si bien no es una tarea fácil para los padres, mucho menos, para los hijos, pues recuerda que se trata de una forma que tienen ellos mismos para consolarse. Para lograrlo, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos da algunas sugerencias para buscar otras alternativas en las que el niño pueda encontrar consuelo y se sienta seguro. 

-Ofrécele un juguete o un animal de peluche.

-Haz que duerma la siesta antes, cuando notes que le está dando sueño.

-Ayúdalo a que hable de sus frustraciones en lugar de chuparse el dedo para calmarse.

-Felicítalo por no chuparse el dedo.

-Pídele al odontólogo que hable con el niño respecto a suspender el hábito y le explique las razones para hacerlo.

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Natalia Ospina Vélez
Natalia Ospina Vélez https://www.1doc3.com

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