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El linfoma, aunque silencioso, detectado a tiempo puede salvar vidas

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En Colombia, cerca de 3.590 personas son diagnosticadas con esta enfermedad. Sin embargo, los avances basados en tratamientos biológicos representan una esperanza para los pacientes que desarrollan esta patología.

Hablar de cáncer y ponerle el apellido linfoma, de entrada, genera más que pánico. Sin embargo, saber que detectado a tiempo puede salvar muchas vidas y que los avances en tratamientos son significativos, aclara mucho más el panorama. Así las cosas, el primer paso para evitar complicaciones es, sin duda, identificar los primeros síntomas de la enfermedad. Entre ellos, se habla de aparición de masas bajo la piel, es decir, ganglios linfáticos inflamados, sudoración nocturna excesiva, fiebre, pérdida inexplicable de peso, dolor torácico y cansancio anormal.

Según expertos, cuando una persona padece de linfoma significa que sus linfocitos están fuera de control, es decir, que empiezan a crecer de manera anormal y en tamaños desproporcionados. Y ¿para qué sirven los linfocitos? En una persona sana estas células son las encargadas de proteger al cuerpo de diversas infecciones y enfermedades. Por lo tanto, la principal manifestación clínica de esta enfermedad es el crecimiento de masas tumorales en las regiones donde están ubicados los ganglios linfáticos, como axilas, cuello, ingle, tórax y abdomen.

El Instituto Nacional de Cáncer de los Estados Unidos afirma que existen dos categorías básicas de linfoma: linfoma de Hodgkin y linfoma No-Hodgkin. Este último, presenta aún más subtipos que, a grandes rasgos, se caracterizan unos por una evolución lenta y otros por su crecimiento rápido. Aunque hay un subtipo agresivo del linfoma, si se diagnostica a tiempo, la enfermedad puede ser curable en un alto porcentaje, incluso, los pacientes pueden vivir hasta 15 años con la enfermedad.

Los factores de riesgo

Algunos estudios revelan que las razones que aumentan la posibilidad de desarrollar la enfermedad son:

  • Deficiencia del sistema inmunológico, es decir, pacientes con antecedentes de trasplante, VIH o enfermedades autoinmunes (donde el cuerpo se ataca a sí mismo).
  • Tener ciertos tipos de infecciones como VIH, virus de Epstein-Barr, Helicobacter pylori y el virus de la hepatitis C.
  • Edad. Aunque se puede presentar en personas jóvenes, la posibilidad de padecer esta enfermedad aumenta con la edad. La mayoría de las personas con linfoma no Hodgkin tienen más de 60 años.                                                                              
  • Exposición a químicos como el benceno y a ciertos herbicidas e insecticidas (sustancias utilizadas para eliminar hierbas e insectos). 
  • Exposición a radiación.

Además de la aparición de masas o bultos por inflamación en los ganglios linfáticos, los síntomas del linfoma no son específicos de la enfermedad. La clave para sospechar de ella es comprobar si persisten en el tiempo y no son explicados por otra patología o infección.

Finalmente, según el Instituto Nacional de Cáncer de los Estados Unidos, el tratamiento estándar para el tipo de linfomas indolentes, pero que cuentan con sintomatología, consiste en esquemas de quimioterapia y terapia biológica. La radioterapia puede ser administrada a personas con linfoma en estadio I o II. Si se padece un linfoma muy maligno, el tratamiento más eficaz es, por lo general, con quimioterapia y terapia biológica. En la actualidad, no existen pruebas de detección ampliamente recomendadas para este tipo cáncer. La mejor manera de detectar temprano el Linfoma No-Hodgkin es la atención inmediata de las señales y los síntomas de esta enfermedad.

Natalia Ospina Vélez
Natalia Ospina Vélez https://www.1doc3.com

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