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Muy citada en esta época por la relación que se le atribuye con el virus del Zika, esta condición es difícil de diagnosticar durante el embarazo. Aquí algunos datos que probablemente aún no conocías.
De entrada hay que decir que eso de que el virus del Zika sea una de las causas de esta malformación aún está siendo investigado, así lo advierte la Organización Mundial de la Salud, OMS, “aunque todavía no está demostrado, los investigadores están estudiando la posible relación entre el reciente aumento de los casos de microcefalia y la infección por el virus de Zika”, señala el organismo de salud.
Diagnosticarla a tiempo, en ocasiones, puede resultar complicado, dado que a veces se puede hacer mediante ecografía, sin embargo, la probabilidad de lograrlo es mayor cuando la ecografía se hace al final del segundo trimestre (alrededor de las 28 semanas) o en el tercer trimestre de la gestación.
Aconseja la OMS cuando hay presencia de esta condición, que el personal de la salud mida el perímetro craneal en las primeras 24 horas de vida e interprete esa medida de acuerdo con la edad gestacional del niño, peso y talla. “Los casos sospechosos deben ser revisados por un pediatra y someterse a pruebas radiológicas cerebrales y mediciones mensuales del perímetro craneal durante la primera infancia, comparando los resultados con los patrones de crecimiento. El médico también debe realizar pruebas para detectar causas conocidas de microcefalia”, sugiere este organismo de salud.
Sin duda ante el brote del Zika, la preocupación entre las mujeres embarazadas no se ha hecho esperar, pues aún la información es confusa y no hay certezas en ciertos aspectos. Por eso aquí algunos datos sobre esta condición.