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Con el cambio climático actual y las fuertes oleadas de calor el cuerpo puede enfrentarse a alteraciones de corto y largo plazo. Recomendaciones para prevenirlas e identificarlas.
Deshidratación, virus transmitidos por mosquitos y cáncer son algunas de las enfermedades que pueden derivarse de las altas temperaturas que se experimentan actualmente.
Leonardo Mejía Buriticá, internista del Hospital Universitario San Vicente Fundación, señala que con el calentamiento global pueden presentarse 2 tipos de consecuencias: agudas o a corto plazo, y crónicas o a largo plazo.
A corto plazo lo que puede ocurrir es un golpe de calor, que consiste en deshidratación, alteraciones electrolíticas y disminución del volumen sanguíneo, eso puede tener consecuencias como alteración en el estado de conciencia, sin embargo, la complicación más grave es la deshidratación, resultado directo de la temperatura.
“Al elevarse la temperatura, aumentan también enfermedades prevalentes transmitidas por vectores, entre ellas dengue, malaria, zika y chikungunya. Todas transmitidas por el mismo mosquito (Aedes Aegypti)”, advierte Mejía.
A largo plazo, la exposición directa a la radiación solar aumenta el riesgo enfermedades neoplásicas, es decir, cáncer, sobre todo, de piel.
Con 3 medidas sencillas es apenas suficiente para lograrlo:
Las edades extremas de la vida, es decir, vejez y niñez son las que más atención requieren. Señala el internista que los ancianos tiene menor cantidad de agua corporal y los niños tienen menor capacidad de autorregulación del volumen y de los líquidos, por esa razón, es importante en ellos “mantener una hidratación continua, sin excederse, porque en el caso de los ancianos pueden tener enfermedades que favorecen la sobrecarga de líquidos”.
En el caso de los niños, para identificar las primeras señales de deshidratación, los padres deben sospechar de las mucosas secas, ojos hundidos y el signo del pliegue que se caracteriza porque “cuando tomamos la piel y la arrugamos, la piel debe volver rápidamente a su posición normal, pero si se demora, esa es señal que el niño puede estar cursando con deshidratación”, explica Mejía.
Una recomendación más para prevenir los estragos de las altas temperaturas, es evitar la exposición al sol en las horas más riesgosas del día: entre las 10 de la mañana y las 3 de la tarde.