Ginecología 1980 veces leída
Conocida por ser una enfermedad silenciosa, anualmente se le diagnostica a casi un cuarto de millón de mujeres en el mundo.
El cáncer de ovario es una patología que presenta síntomas que están asociados, inicialmente, con enfermedades digestivas o intestinales y se caracteriza por ser asintomática en sus primeras etapas, lo que hace que cuando se detecte ya sea en estados avanzados, minimizando las posibilidades de acceder a un tratamiento curativo.
Según el Instituto Nacional de Cáncer de los Estados Unidos, solo el 20% de los casos son diagnosticados en una fase temprana, justo cuando hay más posibilidades de recuperación. Se calcula que cerca del 94% de las pacientes viven más de 5 años después de tener un diagnóstico oportuno. Por lo tanto la clave es la detección temprana, por eso, conocer y ser consciente de los síntomas puede permitir a las mujeres recibir un diagnóstico más temprano, cuando la enfermedad es más fácil de tratar.
Hay más de 30 tipos diferentes que se clasifican dependiendo de la célula original: epiteliales (más del 90%), germinales (5%) y tumores del estroma gonadal (4%). Dentro del grupo de tumores epiteliales existen tumores benignos, tumores “borderline” o de malignidad intermedia, y tumores malignos.
Con frecuencia este tipo de cáncer no presenta síntomas específicos en etapas tempranas. Sin embargo, las mujeres tienen más probabilidad de presentar signos si la enfermedad se ha propagado más allá de los ovarios. Entre ellos están:
Si bien no se conoce la causa exacta del cáncer de ovario, la mayoría de los casos se desarrollan esporádicamente, solo un 10% de ellos tiene una condición genética hereditaria. Entre los factores de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad se cuentan:
Para averiguar si una mujer padece un cáncer de ovario el médico debe realizar un examen físico general y una exploración ginecológica, revisar a través de un análisis de sangre los niveles de ciertos marcadores tumorales y hacer pruebas de imagen como la ecografía transvaginal y el TAC toracoabdomino-pélvico. En determinados casos, se pueden realizar otras exploraciones complementarias.
Al reconocer al cáncer de ovario como una enfermedad silenciosa y asintomática, los especialistas recomiendan que, ante la presencia de síntomas, que se registren casi todos los días por más de varias semanas y no correspondan a otras condiciones más comunes, se consulte de forma inmediata a un especialista.