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¿Consumir sal? Sí, pero con moderación

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Sodio en los alimentos

Durante una semana diferentes organismos internacionales de salud celebran la Semana de Concienciación de la Sal, un evento para reflexionar sobre la necesidad de disminuir el consumo de esta sustancia en la dieta.

Hasta hace relativamente poco, las consecuencias del consumo excesivo de sal vienen siendo reconocidas por la población en general. Sin embargo, la ingesta ideal de sal sugerida por la Organización Mundial de la Salud, OMS, 5 gramos por día, todavía no se cumple. De acuerdo con la Acción Latinoamericana de Sal y Salud, ALASS, “el gran problema es que la sal está oculta en muchos de los alimentos procesados, incluso, en algunos que no necesariamente tienen un sabor salado y que cada vez forman un componente más importante de nuestra comida cotidiana. En varios países de la región ya 75% de la sal proviene de alimentos como el pan, pizza, sopas, etc”.

Pensando en eso, la premisa de la Semana de la Sal es identificar la sal oculta, bien sea en las etiquetas nutricionales o en los diferentes alimentos que ofrece el mercado, por lo tanto, invita a ser más selectivos con lo que se lleva a la mesa.

Señala la nutricionista Magnolia Escobar, en su libro Inteligencia en la mesa, más salud menos kilos, que diferentes estudios han establecido la asociación entre el alto consumo de sal y la hipertensión, el accidente cerebro vascular y la enfermedad cardiovascular. “El sodio contenido en la sal es el responsable de aumentar la presión arterial, uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, por lo cual se debe disminuir la utilización de sal en la preparación de las comidas y restringir el consumo de alimentos procesados altos en sodio”.

Además de estas consecuencias, advierte la ALASS que una dieta alta en sal está vinculada a otras enfermedades como la osteoporosis, el cáncer de estómago, enfermedad renal y cálculos renales, la obesidad, la exacerbación de los síntomas del asma, las enfermedades de Meniere y de Alzheimer y la diabetes, todas estas razones suficientes para moderar el consumo de esta sustancia.

Adicional a la que está en la mesa, la OMS indica que la sal se encuentra en una gran variedad de alimentos como la leche, la nata, los huevos, la carne y los mariscos. También está en cantidades mucho mayores en los alimentos procesados como panes, galletas saladas, carnes procesadas como el tocino y aperitivos como las bolitas de queso y las palomitas de maíz, además de condimentos como la salsa de soya, la salsa de pescado y los cubitos o pastillas de caldo.

¿Cómo disminuir el consumo de sal?

Al respecto, la Fundación Colombiana del Corazón aconseja:

  1. No agregues sal antes de probar. Puedes reemplazarla, por ejemplo, por otros aderezos como ají, pimienta o limón.
  2. Cocina con poca sal y ten en cuenta que los demás ingredientes de una receta de cocina también tienen sodio.
  3. La sal en muchas ocasiones oculta los sabores originales de varios alimentos, por eso, rescátalos y disfrútalos.
  4. Disminuye el consumo de alimentos como queso, carnes frías, embutidos, sopas de sobre, caldos y algunos panes, además de los productos preparados con bicarbonato de sodio.
  5. Piensa en la posibilidad de eliminar paulatinamente la sal de la mesa y solo usarla para cocinar. Hay muchas formas prácticas para agregar sabor a los alimentos: hierbas, especias, vinagre, jugo de limón, perejil, ajo, cebolla, entre otros.
  6. Cuando compres productos empacados o envasados es importante revisar la etiqueta y preferir los productos bajos en sodio. Cuando tienen menos de 140 miligramos por ración pueden considerarse bajos en sodio.
  7. Prueba a lavar previamente alimentos ricos en sodio, entre ellos: atún, salmón, verduras en lata y algunos quesos.

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Natalia Ospina Vélez
Natalia Ospina Vélez https://www.1doc3.com

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